Víctor Pérez
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Víctor Pérez
CEO Asesoría Antonio Pérez
«A los ciudadanos de a pie, a las empresas y a los autónomos, nos encantaría saber qué es lo que va a pasar para poder tener más claras las ideas»
Está al frente de una empresa de servicios profesionales a la que avalan 44 años de trayectoria, la Asesoría Antonio Pérez, puesta en marcha por su padre y con un gran prestigio en Almería, donde ha sido partícipe y testigo del gran crecimiento económico y el desarrollo alcanzado por la provincia a la que, según Víctor Pérez, le aguarda un futuro más que prometedor, según puso de manifiesto durante el encuentro mantenido con el periodista David Baños, en el escenario de la Casa de las Mariposas de Cajamar, para hablar sobre la Almería de hoy y su proyección en el futuro.
– ¿Cómo lleva la vuelta al trabajo tras las vacaciones?
-Soy de los que piensan que el año cuando de verdad empieza es en septiembre porque creo que es el momento en el que de verdad llegamos con ilusiones renovadas, con nuevos proyectos, donde tenemos todo un curso por delante para afrontarlo y, además, el año fiscal, más allá de cómo se desarrolle, los picos de trabajo nos llevan siempre hasta el mes de junio, con lo cual se parece mucho al curso escolar y en septiembre, es cuando llega uno cargado de ilusiones con nuevos proyectos, pensando en las metas que hay que consolidar sí o sí en este nuevo curso que ahora empieza. Y yo, la verdad, es que lo afronto con mucha ilusión, la misma de años anteriores.
-La agricultura en Almería tiene mucho peso y también el ejercicio fiscal en la agricultura empieza en este mes.
-El campo es un clásico y, cuando en alguna actividad docente que haya podido realizar, he hablado del ejercicio económico de las empresas siempre he puesto como ejemplo de empresas que tienden a variarlo con respecto el año natural, las del campo y evidentemente eso impregna todo lo que es a Almería y su economía.
Lo que nos espera
-Ustedes trabajan con muchas empresas, de actividades muy diferentes y diversas, de tamaño distinto, con grandes empresas, con autónomos, con pymes. ¿Cómo le va a ir a Almería en los próximos meses?
-Sin ánimo de meterse uno demasiado en cuestiones políticas, no podemos olvidar que la economía es un vaso comunicante de la política y quizá a las empresas, a los autónomos, a los ciudadanos a pie de calle nos encantaría saber qué es lo que va a pasar para poder tener más claras nuestras ideas, nuestros planes y nuestros propósitos. Esa incertidumbre en la que vivimos, parece ser que de manera constante desde hace ya no sé cuántos años, no ayuda. Dicho lo cual creo que también hemos aprendido que más allá de lo que ocurra en las altas esferas aquí la clave está en volver a trabajar al día siguiente y seguir avanzando y seguir consiguiendo nuestros objetivos o al menos luchando por ellos. Además, en eso Almería es una tierra ejemplar porque el olvido histórico que hemos sufrido, que venimos sufriendo no nos ha frenado ni impedido hacer de esta tierra un lugar verdaderamente próspero y donde cada vez más está ese bienestar más extendido en ciertas capas de la sociedad. Pero sí, hay cierta incertidumbre a ver qué pasa con la economía, pero yo confío mucho en Almería y en los almerienses.
– ¿Cómo es la salud de las empresas almerienses en estos momentos en los que además estamos en una crisis energética, guerra de Ucrania, la inflación…?
-Antes de nada, a mí lo que me gusta es defender y poner en valor la figura de los empresarios. ¿Por qué necesitamos que haya certidumbre? Porque el empresario que, por supuesto, espera maximizar sus beneficios lo primero que hace es arriesgar y cuando uno quiere arriesgar busca la mayor certidumbre posible y por eso necesitamos certezas. A partir de ahí ¿qué va a ocurrir? Bueno, lo decíamos antes, la agricultura tiene un peso fundamental y como nadie deja de comer parece que en Almería las crisis económicas globales sientan de manera un poco distinta, no afectan tan directamente, llevan un ritmo distinto, pero al final cada momento y cada ciclo lo que nos plantea son retos y son oportunidades y allí donde hay un problema tiende a aparecer un empresario dispuesto a solucionarlo por lo que más allá de la situación en la que podamos encontramos en cada momento creo que hay muchísimas empresas no ya con buena salud, sino con unas perspectivas magníficas para los próximos años.
Almería, una isla
– ¿Acuñaría usted esa frase de que los empresarios aquí en Almería están hechos de una pasta especial, que son diferentes a los de otras provincias precisamente por las vicisitudes a las que han tenido que enfrentarse, el estar en una esquina, casi casi una isla en la península, todavía con dificultades de comunicación? ¿Eso es una realidad o un dicho que utilizamos aquí en Almería?
-Yo me imagino que en realidad los empresarios, sean de donde sean, tienen esa pasta y que en Almería ya hemos demostrado que somos capaces de vencer a muchas vicisitudes y muchas contrariedades. Verdaderamente Almería es una isla. Sigue siendo difícil encontrar vuelos a Madrid, pese a venir de celebrar que han aumentado. Seguimos muy aislados. Del tren mejor no hablar. Todo eso lo hemos tenido que vencer y superar. Para qué vamos a hablar del agua, que es el bien por excelencia de ahora y del futuro y sin embargo es un secarral como quizá ningún otro hemos construido esa gran despensa de Europa.
Empresa familiar
-Está al frente de una empresa familiar con casi 44 años y ya de segunda generación.
-Me enorgullece porque pensamos que la empresa familiar, esta o cualquier otra, es una empresa donde la pequeña historia de la familia va ligada a la historia del negocio, donde la cultura, tanto en la familia como en el negocio son muy parecidas, los valores también muy parecidos. En mi caso, la empresa lleva el nombre de mi padre, qué mayor orgullo que ese. La empresa familiar es un pequeño gran tesoro de la economía que hemos de proteger. Desde mi perspectiva profesional algo que me interesa mucho, que me gusta y me encanta es acercarme a esas segundas, a esas terceras generaciones en las que veo que van haciendo el relevo, algo en lo que yo ya estoy casi saliente, pero que, en realidad, parece que no termina nunca y que es apasionante.
– ¿Cómo consiguen mantener ese carácter familiar porque parece que vivimos en un momento en el que todo parece que se puede hacer por teléfono, por medios electrónicos?
– Que el equipo permanezca es una de las claves y en nuestro caso el grueso de nuestra plantilla entra y se queda. Otra quizás es tener la cercanía, una característica fundamental a la hora de trabajar y a la hora de marcar esa cultura de que cualquiera que entre a formar parte del equipo la aprecia rápidamente. En un mundo en el que todo se resuelve con emails, con videollamadas, por supuesto que esa agilidad la tenemos, pero a la hora de la verdad y hay que sentarse siempre tenemos una silla, una mesa, siempre hay esa cercanía con el cliente a la hora de acercarnos a sus problemas, a sus situaciones. El objetivo de la asesoría es construir relaciones sólidas con cada cliente. Hay clientes de muchísimos años y conocemos sus circunstancias económicas, familiares… esa relación tan estrecha es una de las claves de nuestro trabajo.
– ¿Ser empresario ahora es más fácil que cuando empezó tu padre hace ahora 44 años?
-Yo nunca me atrevería a decir que lo mío es más difícil, sobre todo porque hay un matiz importantísimo, que es que él empieza un negocio y yo me subo a un negocio en marcha y además, en este caso un negocio con buena marcha. Es cierto que el mundo hoy exige un cambio prácticamente diario, exige una adaptación constante. Por mi parte, igual que decía hace un momento que el equipo humano que conforma la asesoría es uno de nuestros mayores orgullos, si no el que más, el dirigir una organización en torno a 25 personas en estas circunstancias de cambio que además en los próximos años en mi sector se va a acelerar mucho, es difícil. Si lo conseguiré o no, el tiempo lo dirá. Pero yo tengo un respeto enorme por la labor que hizo mi padre en su día y por la de cualquier emprendedor entonces o ahora.
– ¿Se les podría poner más fácil a las empresas, a los autónomos, en su día a día, todos esos requerimientos que tienen que atender y para los que afortunadamente cuentan con empresas como la vuestra para poder llevarlos a cabo?
-Muchísimo más, muchísimo más. Muchas veces la percepción que tienen los empresarios, los ciudadanos a pie de calle, es que la Administración en lugar de ayudar parece que se ha convertido en un obstáculo o en un enemigo más. Aquí la conversación se podía disparar hacia muchísimos sentidos, pero el primero que se me viene a la cabeza es que tenemos un sector público y tenemos una cantidad de gasto público que obliga a que al sector privado haya que prácticamente exprimirlo. Ese es un primer palo en la rueda muy importante que nos encontramos y luego, por supuesto, el mundo de la burocracia, de la Administración que, hay que reconocer que, en los últimos años, a raíz de la pandemia, se ha complicado una auténtica barbaridad. El ejemplo que antes se me viene a la cabeza es el de conseguir una cita previa con Seguridad Social, una misión prácticamente imposible no ya para el ciudadano, sino para las asesorías y las empresas que somos ese colaborador social, ese intermediario. Eso es lo que ha traído en parte la pandemia. Creo que la Administración, en algún momento, tendrá que cambiar el chip y tendrá que recordar que el administrado está para ayudarle y darle servicio y no tanto para exigirle. Y esto además tiene una consecuencia hablando de mi sector y es que no se imagina lo complicado que es encontrar profesionales para según qué funciones.
– ¿Tenía claro desde siempre que quería continuar con la actividad familiar?
-Desde siempre quizá no, pero desde bien temprano sí, supongo que por lo que uno ve en casa. Reconozco que a veces no me veo en otras labores. Una de las cosas que más me gusta es la comunicación, y lo que he intentado es que mi empresa comunique. Lo hacemos porque me gusta y creo que es importante. Es verdad que esa labor que hacemos de acompañar a una persona en el devenir de su empresa, en esa búsqueda de la prosperidad, a mí me resulta verdaderamente apasionante. Eso, unido a la labor de dirección de equipo, de dirección estratégica, son terrenos en los que me siento cómodo y me gustan y me alegro de haber elegido este camino.
– ¿Cómo ve el futuro de esta tierra la vuelta de diez o doce años?
-Si con estas pésimas comunicaciones que hemos tenido siempre, con el olvido de la administración, hemos sido capaces de labrarnos un futuro que ahora es presente, no me cabe la menor duda de que cuando eso mejore, que va a mejorar, esta tierra tiene todos los ingredientes para despegar. Tenemos unos escenarios naturales que son la envidia de tantas y tantas provincias, unas condiciones climatológicas magnificas, y una gente y un empresariado con un empuje verdaderamente destacable. Tenemos infinidad de ingredientes que cuando por fin nos dejen ponerlo en orden, y siempre que seamos capaces de tomar conciencia de ello, podremos seguir labrando ese futuro que podemos mirar con optimismo.