José Luis Sebastián
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José Luis Sebastián
Presidente de JARQUIL
«El problema de la vivienda no
es de la construcción, sino político»
La charla, protagonizada por el periodista David Baños y José Luis Sebastián, presidente de la empresa Jarquil, desarrollada en las modernas instalaciones de Cajamar, en el Parque Científico-Tecnológico de Almería (PITA), forma parte del ciclo que IDEAL viene manteniendo en los últimos años con el objetivo de conocer directamente la realidad empresarial y social de Almería para proponer iniciativas que contribuyan al progreso y al desarrollo sostenible de la provincia, desde un proyecto impulsado y patrocinado por la entidad financiera Cajamar. En la conversación, Sebastián analizó en profundidad los distintos desafíos que enfrenta el sector de la construcción, destacando especialmente la problemática de la vivienda. Señaló que el problema no radica en la capacidad técnica o productiva del sector, sino que es un asunto político que requiere soluciones estructurales. Asimismo, abordó otros temas clave como la transformación urbanística de Almería, la innovación en infraestructuras, el papel estratégico de la agricultura almeriense y la importancia de los valores de solidaridad y compromiso social que guían a Jarquil desde hace décadas. La entrevista refleja una visión comprometida con el futuro de la provincia y la búsqueda de respuestas para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
– Bienvenido a un lugar que en Jarquil conocéis muy bien, ¿no?
-Sí, realmente lo conocemos, lo hemos sufrido y lo hemos disfrutado, porque es un trabajo bien hecho.
-Obras como esta suponen un antes y un después para el lugar en el que estamos, para el Parque de Innovación Tecnológico, pero también para Almería en su conjunto.
-Yo creo que sí. Es más. Para nosotros, con diferencia, es la obra más emblemática que nos ha tocado hacer, y llevamos 40 años haciendo obras.
– Sí, ha sido un hito y lo va a ser.
-¿Qué significa para un almeriense de Tahal poder contribuir, a través de su empresa y de su trabajo, al desarrollo de esta provincia de la manera que lo hace Jarquil?
-Nosotros somos constructores, también somos otras cosas sinérgicas con la construcción y nos ganamos la vida construyendo. En nuestros valores, hay uno de ellos más importante, a mi juicio, que es la solidaridad. Somos solidarios con la sociedad a la que le debemos todo. ¿Y qué quiere decir ser solidario? Como he dicho, nosotros nos ganamos la vida construyendo, y es legítimo hacer esas cosas para vivir, para perpetuarte, etcétera. Pero, además, hay una cosa que es el amor propio, el orgullo por el buen trabajo, ser útil a la sociedad. En definitiva, más allá del intercambio económico que supone hacer cosas y que te las paguen, que es legítimo, que no se nos olvide que es fundamental porque, si no, la supervivencia no estaría asegurada, puesto que no somos una ONG, sino una empresa. Pero si además estás orgulloso de tu trabajo y de la utilidad que le das a la sociedad, si haces un magnífico colegio, un buen hospital o un bloque de viviendas, eso te facilita el trabajo. Si todo esto lo trasladas a que lo haces en tu tierra, eso es lo que significa para un almeriense construir en su tierra, para este almeriense y para Jarquil que es nuestra empresa.
-La capital está ahora en plena transformación. Hay obras en el Paseo, en el Puerto, el soterramiento… ¿Qué podemos esperar de la Almería que nos vamos a encontrar en unos años?
-No se nos olvide, porque tendemos a denostar lo que ahora está obsoleto o estorba y, sin embargo, no pensamos en la utilidad que tuvo en su momento, y el beneficio que produjo. Había una asociación que quería quitar el Toblerone porque dividía la ciudad, pero cuando se hizo aquel depósito de mineral se le quitó el color colorado a Ciudad Jardín porque se levantó precisamente para evitar el problema que suponía la descarga de los vagones que venían con el mineral y cuando lo hacen entonces a cielo abierto, el polvo era tremendo y se expandía por toda la ciudad, especialmente por Ciudad Jardín. Los más jóvenes quizá no recordáis que las casas estaban rojas por mucho que las pintaras. Eso, que después se convirtió en un horror y había que quitarlo y se quitó, fue un progreso, sobre todo para los vecinos de Ciudad Jardín. Así son las cosas, cada tiempo marca, y eso no debemos olvidarlo porque ahora parece que están estas modas pasajeras, conservacionistas o demoledoras de todo, y encima esa cultura de la cancelación, a todos los niveles, que tanto les gusta a muchos. Hay que cuidar eso porque podemos decir muchas tonterías y emitir unos juicios de valor que no se corresponden con la realidad, y mucho menos con el transcurso histórico.
– ¿En Almería todo pasa más lento y cuesta más trabajo, o también hay otras ventajas que tenemos que aprender a valorar y que los almerienses deberíamos poner sobre la mesa?
-Yo soy un enamorado de mi tierra y la defiendo a ultranza, pero cuando estoy en mi tierra, y ahora estamos en mi tierra, soy bastante crítico con los almerienses. Tenemos una cierta indolencia y es impresentable que el viaducto de Rioja, el puente de Rioja, haya estado los años que haya estado. Por ese viaducto de una sola vía, hemos circulado durante muchos años, hasta que llegó la A-7, que tardó en llegar, aunque menos que la A-92, que esa es otra, Por ahí salía un porcentaje no pequeño de la exportación, no ya de Almería, sino de Andalucía cuando desde siempre, porcentualmente, sí, Almería es la provincia más exportadora, pero es que incluso en valor absoluto con respecto a Andalucía también. Que ese puente estuviera ahí el tiempo que estuvo, en otro sitio no habría pasado. Y es que es esa indolencia de los almerienses, esa monotonía que nos hace que, efectivamente, las cosas vayan un poco más lentas.
El sector de la construcción en España es probablemente de los más punteros del mundo
-¿Qué se puede hacer?
-Deberíamos movernos un poquito más, ser algo más exigentes, porque creo que tenemos todo el derecho y nuestra historia es otro aspecto. Si revisamos la historia económica de Almería, en el año 75 era la provincia más pobre de España. Era otro mundo. Hemos salido adelante con muy poquita ayuda, más allá de las subvenciones y los fondos europeos y todas esas historias que ya conocemos, pero, más allá de eso, iniciativa propia.
-¿Hay un ADN especial del almeriense, que le permite, a pesar de esa indolencia, a pesar muchas veces del olvido de las administraciones, falta de recursos, salir adelante?
-Yo no sé si hay un ADN, lo que sí sé es que, efectivamente, hay una iniciativa y capacidad de riesgo, y una cultura del esfuerzo. Es verdad que hemos contado con ayuda externa. Los primeros que incentivaron, por lo menos, la capacidad comercial de ese campo que no terminaba de despertar, fueron los murcianos. La mayor parte de los gerentes de esas SAT o de esas cooperativas eran murcianos porque conocían el comercio internacional y la comercialización y todo eso. Pero después hemos aprendido y ahora son todos de Almería. Esta es una tierra que, peyorativamente, se decía que solo tenía esparto y legañas y eso te obliga a buscarte la vida y ser resiliente, resistente y luchador.
El sector
-Vamos a hablar ahora de su sector, en el momento en el que se encuentra el mundo, la incertidumbre que sigue en torno a Europa y el mundo. ¿Cómo se encuentra?, ¿qué salud tiene el sector de la construcción en estos momentos?
-El sector de la construcción siempre tiene problemas. Cuando hay, como en este momento, exceso de oferta, tenemos problemas de capacidad instalada, de capacidad de producción. Es ya paradigmática la falta de mano de obra, no solamente de mano de obra, sino de industriales. Cuando es al revés, cuando por lo que sea la oferta se cae, sabemos que también son cíclicos, sobre todo en el sector inmobiliario. El problema que tenemos es que, efectivamente, somos los mayores generadores de paro del país, como pasó en los años 2007, 2008, etcétera. En términos generales, el sector de la construcción en España yo creo que es probablemente de los más punteros del mundo. Evidentemente, no hablo por Jarquil, que hacemos 250 millones; somos seguramente la primera empresa de Andalucía en residencial y la cuarta o tercera en volumen general. Pero estoy refiriéndome al sector de la construcción en términos generales. En este momento, nuestras empresas multinacionales de la construcción dominan el sector de las comunicaciones. La gente que está en los sitios que tiene que estar descubrió hace tiempo, y a mí me sorprendió, los famosos centros de datos que, hoy por hoy pueden ser probablemente el segmento de mayor demanda de construcción. Hacer un centro de datos puede valer 3.000 millones de construcción. De hecho, los chicos de ACS lo aprendieron y hoy ACS probablemente sea la primera empresa constructora si quitas a los chinos, del mundo.
-¿En qué nivel está su sector?
-Nuestro sector de la construcción, quitando a los chinos, no tiene nada que envidiar. Es puntero, exportamos, de hecho, desde el canal de Panamá al puente que va a conectar Sicilia con Italia, y muchas más cosas.
-Y a nivel más local y más interno, ¿cuál es el problema? ¿Hasta qué punto el sector se ha debilitado?
-En 2007 se construían, según los datos, 500.000 viviendas y pasábamos la escarlatina para conseguir los medios que necesitábamos, con 500.000 viviendas. Ahora se hacen menos de 100.000. Bueno, pues el nivel de escasez, mi teoría, es el mismo. Imagine la cantidad de gente que ha salido del sector. El sector se contrajo de una manera, y repito, no era solamente la mano de obra directa, profesionales, sino toda la industria auxiliar, todas las empresas instaladoras y demás. Es que no hay para atender 100.000 viviendas; hay más cosas que construir, hay hospitales, hay hoteles, hay residencias. Nosotros estamos ahora haciendo, casi ya, por lo menos fuera de Almería, más el llamado no residencial. Hemos hecho tres o cuatro residencias de estudiantes, estamos ahora con un par de ellas, residencias para personas mayores en Granada y en Sevilla. En fin, tenemos mucho no residencial. Básicamente es edificación: arriba, ladrillos o prefabricados, o lo que proceda ahora en tiempo. Pero, evidentemente, cinco veces menos. El parámetro vale para extrapolarlo. Si ahora construimos cinco veces menos que en 2007 y tenemos la misma escasez, la misma falta de capacidad instalada, ¿cómo se hace? No es fácil, porque no tiene buen cartel. Construir no es nada fácil, y, sobre todo, tiene mala prensa
Los almerienses deberíamos movernos un poquito más, ser algo más exigentes, porque creo que tenemos todo el derecho
El problema de la vivienda
-Hay un término que es el de vivienda, yo creo que es muy bonito, porque se refiere a un espacio donde poder desarrollar la vida de las personas. Sin embargo, nos hemos empeñado en no hablar de vivienda si antes no ponemos la palabra problema delante. ¿Dónde está el problema?
– Si necesitamos 200.000 viviendas nuevas por unas cosas o por otras, porque los hogares son cada vez más pequeños y por el propio crecimiento, más que el crecimiento vegetativo de la población, que ya sabemos que es escaso. Pero hay mucha inmigración, que, evidentemente, tiene todo el derecho del mundo a vivir dignamente, como es natural. La cuestión es que cada año se acumula ese déficit. Esto no tendría mayor problema, porque ha subido el costo de la construcción, pero no más de lo que ha subido en general la vida. Ha habido unos años concretos en los que la inflación de los costos de construcción se aceleró y eso supuso la ruina de alguna constructora que no pudo aguantar ese decalaje entre lo que había contratado y lo que le estaba costando ejecutar. Eso ha sido muy coyuntural hace tres o cuatro años. No es que la solución sea siempre la industrialización o la prefabricación, pero por ese camino vamos, y eso hace que, efectivamente, el producto final, si metes todos los factores, incluido el tiempo empleado que es muy importante, no sea más caro. El problema no es que se haya encarecido. ¿Por qué?. porque la oferta, la demanda y el mercado funcionan. El problema de la vivienda es un problema político y si no se enfoca así, no veo cuál es la solución.
-Los almerienses en el futuro…
-Seguiremos siendo ese pueblo tan cordial y acogedor que hemos sido, y tan emprendedor. Los almerienses en el futuro, estaremos. Tengo fe en los almerienses a pesar de esa indolencia. Estoy plenamente convencido de que esta sociedad seguirá funcionando y generando empresas como Cajamar y seguramente como Jarquil