Juan Colomina
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Juan Colomina
Delegado de Coexphal
«Los pimientos no se producen con una impresora láser ni con una aplicación o programa»
La conversación en la Casa de las Mariposas, entre el periodista David Baños y Juan Colomina, delegado de Coexphal, la segunda de la sección ‘Almería en futuro’, plantea un primer encuentro con el sector agrícola, su historia, su actualidad y el camino que lleva al futuro a este sector fundamental en la economía almeriense.
Colomina es uno de los expertos agrícolas más valorados y, su paso por Coexphal, organización que hoy en día agrupa a 83 empresas hortofrutícolas y representa el 70 % en exportación, el 65 % en producción hortofrutícola y el 67 % en producción ornamental, ha contribuido a su crecimiento y desarrollo. Coexphal, creada en 1977, ha liderado los principales cambios que se han producido en el sector hortofrutícola almeriense.
-¿Cómo está el agro en medio de esta situación pandémica que nadie se esperaba?
-Mi opinión es que el campo está bien, está fuerte, está competitivo. Nunca ha sido un negocio fácil. Tenemos un producto muy bueno que se defiende bien en los mercados y eso es lo que necesitamos. Eso y ganas de trabajar.
-Muchas veces se cae en el recurso fácil de hablar del milagro ese de Almería y esto de milagro tiene poco porque aquí la divinidad no ha actuado. Más bien ha sido el hombre con esfuerzo, con talento y con inteligencia.
-Yo soy almeriense y me gusta mucho mi tierra. La adoro, Siempre he querido vivir y trabajar aquí, pero parece que el Señor se esmeró más en otros sitios. Sobre todo, cuando uno viaja por ahí fuera desde el avión empieza a verse el verde viajando hacia el norte y el agua queda bastante lejos. Pero bueno, aquí dejó una gente trabajadora y luchadora, muy, demasiado pastueño. Transigimos demasiado con los incumplimientos y con las faltas de los demás, demasiados tolerantes con el incumplimiento, pero muy trabajadores y yo creo que eso ha dado resultado.
– ¿Seguimos siendo muy transigentes?
-Sí, yo creo que sí, excesivamente. Siempre tenemos los mismos problemas, a mi modo de ver, con nuestros representantes. No tenemos excesivamente buena suerte con los representantes y con los incumplidores de fuera o de dentro. Toleramos demasiado a la gente que no cumple las normas, que no respeta lo acordado, que no se porta bien con sus compañeros de viaje o con la comunidad.
Especialistas en salir de los problemas
-Quizá uno de los secretos del éxito del campo ha sido el de hacer y no esperar a que otros lo hagan.
-Precisamente ahí es donde hemos sido mejores y lo seguimos siendo, pero no somos conscientes de ello o lo suficientemente conscientes. Nosotros somos especialistas en salir de los problemas. El sector, personas e instituciones, personas y grupos de personas organizados y en todo lo que nos ha ido afectando hemos ido actuando y superando. Sin embargo, quizá seamos demasiado reactivos y poco proactivos. No nos adelantamos a los problemas, los resolvemos, pero siempre un poco con el agua al cuello. Lo más grave es cuando no solo de nosotros depende la solución, cuando tiene que intervenir o bien las instituciones públicas, el Estado, y cuando se trata de organizar colectivos grandes donde la intervención pública es imprescindible. Yo diría que en casi todo lo que depende de lo privado, en lo que depende de los mercados, de la organización de las empresas, de la organización del trabajo, de producir un gran producto, venderlo muy bien… Todo eso lo resolvemos muy bien, con nota. Ahí están los resultados después de 50 años de trabajo, pero cuando tiene que intervenir el Estado casi siempre llegamos tarde y a veces se dejan pendientes los asuntos: comunicaciones, agua, limpieza o, residuos en general del sector, inmigración ilegal. Todos los problemas en los que es necesaria o imprescindible una intervención pública quedan relegados o no se resuelven.
-¿Cuáles son las cuestiones más importantes que todavía están pendientes de resolver para garantizar que esa historia de éxito de la agricultura en Almería ligada al invernadero se mantenga por muchos años?
-En primer lugar, podemos hablar del agua. El agua es imprescindible para nuestro trabajo. Nosotros vendemos agua con una forma determinada después de haber usado más agua para producirla y no debemos tener duda acerca de su suficiencia, su calidad y su buen precio. El agua debe ser suficiente, buena y debe tener un precio que nos permita seguir siendo competitivos. En segundo lugar, el problema la limpieza del campo, la gestión de los residuos, lo que ahora se llama circularidad con un nombre nuevo, intentando despistar a las masas, es el segundo gran problema y hay que abordarlo y solucionarlo de una vez porque además es un problema muy visual que atrae moscones y críticas sobre ese y otros aspectos de la provincia, del territorio y, en tercer lugar, tenemos la suerte o la desgracia de que somos un territorio fronterizo sin estar en una frontera. No tenemos frontera terrestre con ningún otro país, pero somos un territorio fronterizo. Además, las fortalezas se vuelven debilidades desde el momento en que teniendo una gran capacidad de generación de puestos de trabajo somos muy atractivos para gente que busca oportunidades, gente que puede tener papeles o no porque eso es una circunstancia administrativa. Normalmente también siempre vamos también a contracorriente de las necesidades de España e incluso de Europa y eso hace que nos encontremos con problemas sobrevenidos y agravados por esas regulaciones y ese déficit de atención a la realidad de que somos territorio fronterizo sin ser tratados como tales; somos territorios muy periféricos, estamos muy lejos del centro geográfico, político y económico de la Unión Europea. Esas son las tres grandes espadas de Damocles.
-Ha dicho agua, gestión de residuos e inmigración, tres cuestiones que el sector por sí solo, ni los agricultores ni las empresas, pueden terminar de aportar soluciones si no es con ayuda de las administraciones públicas.
-Cada uno de los problemas son distintos y se deberían atacar de manera distinta. En algunos casos hacen falta inversiones en infraestructuras, inversión que de alguna manera tiene que acometer la administración pública. En otros casos de lo que se trata de organizar para acorralar, dejar de ser tolerante con los incumplidores y en otros casos se trata sencillamente de legislar y hacer cumplir la norma.
– Usted está al frente de un concesionario o de una red de concesionarios muy destacada con las marcas Audi, Volkswagen, Skoda y Seat. La automoción representa un 11 o 12 por ciento del PIB nacional pero además es ese termómetro en el que todos nos fijamos cuando hay una crisis porque si se venden coches parece que las cosas no van tan mal o están mejorando. ¿El año 2020 cómo ha sido en el sector?
-Pues podemos llevárnoslo a dos vías. Por una parte, a nivel personal, particular en el sentido de marca, agradecimiento absoluto porque al final cuando alguien trabaja dentro de un grupo de marcas a nivel internacional con pulmón financiero eso te hace el trabajo mucho más fácil. Entonces es cierto que en el momento que cerramos se pusieron a disposición de los concesionarios en cuanto a liquidez, a soluciones rápidas, a intentar quitarnos muchos costes que sabíamos que no íbamos a poder soportar y eso ayuda mucho, ayuda mucho a comenzar de nuevo con fuerza.
-¿No se han sentido solos?
-No, para nada. En absoluto. Y luego hemos tenido un lobby muy importante en contacto continuo con el Gobierno y fue de los primeros sectores que sacaron planes de reactivación muy fuertes en el mes de mayo que ayudaron a que sobre todo mayo-noviembre el resurgimiento fuera muy importante y nos ayudara a este sector que ha hecho que la economía tirara en el momento que salimos del confinamiento
-Y en lo económico. ¿Se han vendido coches en 2020?
-Se han vendido muchos coches. Es cierto que cuando analizas los datos ves que a nivel nacional ha caído un 30 % el mercado y a nivel provincial un 26 pero es que hemos estado dos meses sin trabajar. Hay que ser conscientes de que el sector de la automoción ha estado desde el 15 de marzo hasta el 10 de mayo que se abrió el estado de alerta sin funcionar. De mayo para diciembre el crecimiento fue espectacular, mes a mes en comparativa con el año anterior. Lo que pasa es que esos dos meses y la reticencia última de fin de año que fue más durilla nos ha hecho que se produjera eso. Pero ha sido un sector que ha resurgido de sus cenizas en este tiempo.
-Entonces ¿la previsión para este 2021?
-Con los últimos acontecimientos que están ocurriendo ahora mismo, creo que la situación cambiará y que las previsiones van a variar. Hasta ahora en nuestro sector la idea era recuperar en este año y en el que viene los resultados de 2019. O sea, recuperar entre un 14 y un 15 % de crecimiento este año y también el año que viene para ponernos a niveles de 2019 pero es cierto que la situación se está poniendo muy complicada en este primer trimestre y habrá que hacer, seguro, revisión de políticas para mediados de año.
-¿La movilidad ha dado un giro también por la pandemia?
-Indiscutiblemente. Y además se ha acelerado. Es verdad que hay dos procesos claros. Siempre he hablado de que en los próximos cinco años se van a producir más cambios en el sector de la automoción que en los últimos cien años. Porque hay tres grandes procesos disruptivos: por un lado, la electrificación, por otro lado, la urbanización en el sentido de cambio de hábitos de vida de las personas y el tercero es el tema de los cambios de procesos en los clientes a la hora de su elección. Entonces es cierto que este confinamiento sobre todo nos ha acelerado mucho el proceso de digitalización y el proceso de ir al coche eléctrico, porque es verdad que la conciencia ha cambiado mucho y también es cierto que las marcas han empezado a lanzar muchísimos productos ya con cada vez más autonomía. Al final no olvidemos que lo que está ralentizando mucho el proceso de la electrificación en España es la infraestructura, lógicamente y, por otro lado, el disponer de vehículos con autonomía suficiente que nos permitan una movilidad sostenible y, por otro lado, están cambiando los hábitos de consumo. Los clientes están perdiendo el concepto de propiedad y están buscando el concepto de uso, de pago por uso.
-Eso sí parece que en automoción empieza a funcionar. Se intentó en España con la vivienda y no fue así.
-En la automoción está siendo un éxito absoluto. Además, yo creo que a nivel nacional el incremento de los conceptos de renting y multiopciones está creciendo. A niveles de total de ventas casi el 40 % está siendo en este mecanismo. Al fin de cuentas el sector se tiene que reinventar y el volumen de ventas a nivel nacional que, en la época de bonanza de los años 2007-2008 estaba en torno a los 2 millones eso ha desaparecido de España. Nuestro país tiene el parque más antiguo de coches de toda Europa. Hay 16 millones de coches con más de diez años.
– De lo que se trata ahora es de incorporar un gasto por movilidad a nuestra vida, evitar desembolsos importantes y además beneficiarse de una serie de servicios.
-Sí. Tenemos muchas veces la falsa respuesta de decir, es que yo me compro un coche y ya está. No, el coche por desgracia es el bien que más se deprecia. En el momento que lo matriculas y sale a la calle le has perdido un 10-12 % del valor, y conforme van pasando los años mucho más. Si a ese coche al final en diez años, que ha perdido todo su valor, le sumas todos los gastos que conlleva, como son seguros, reparaciones, impuestos, siempre que el coche no tenga ningún problema adicional, a lo largo de la vida útil del vehículo al final estás pagando una cuota de por vida, porque cuando vuelvas a cambiar el coche no tiene valor, vuelves otra vez a pagar, y realmente las con cuotas de renting o cuotas de operaciones flexibles, la gente está pagando una cuota adaptada a sus necesidades que puede jugar con su capacidad adquisitiva, y luego tiene la facilidad que lo lleve todo incorporado con lo cual se evita cualquier riesgo futuro que pudiera tener. Entonces la gente está viendo que es una oportunidad clara para no tener que endeudarse más allá de lo que pueda. La gente hoy tiene capacidad de pago, pero no de ahorro.
–Los gustos del cliente, las tendencias, las necesidades, ¿han cambiado? ¿La gente busca otra cosa en su vehículo?
-El confinamiento no ha generado cambios de tendencias, sí se han generado en los últimos dos o tres años. La gente busca más la vida al aire libre, busca que los coches sean más versátiles y entonces el segmento berlina está prácticamente desapareciendo y todo el segmento sub. Las marcas se han tenido que ir adaptando, y entonces en todas los canales y segmentos están sacando pequeños todoterrenos adaptados porque ahora mismo su venta crece por encima del 60 % de un año a otro. Queremos espacio y facilidad de movernos, de salir un fin de semana, de viajar, de hacer vida al aire libre, entonces se busca el disponer de un coche mucho más versátil.
FUTURO MÁGICO
-¿Qué futuro le ve al agro, al sector?
-Al sector le veo un futuro magnífico y a la provincia le veo un futro magnífico en tanto dependiente del sector y en tanto a que apoyándose en el sector puede trascender ya la mera producción y comercialización de hortalizas. Eso ya no es algo que tenga que ocurrir dentro de unos años, es que ya está ocurriendo. Empezó hace ya tiempo, continúa agrandándose todo lo que, habiendo llegado hasta aquí a través del campo, del invernadero. A mí me gusta hablar del invernadero, porque es nuestra máquina de producir, se apoya en el invernadero, se ha apoyado, pero ya trasciende la producción y la comercialización.
-Voy a empezar una frase y usted la termina como quiera: … Si no fuera por el invernadero, Almería hoy…
-Ufff… miedo me da. Si no fuera por el invernadero no sabemos si habría surgido. Si quitamos el invernadero no es difícil hacer ciencia ficción con las estadísticas. Desde el punto de vista económico, social, demográfico, de infraestructura no sé cómo estaría Almería, pero posiblemente sería algo muy distinto a lo que conocemos.
-Usted ha seguido la historia de la agricultura de Almería. El campo ha cambiado mucho. ¿En los cinco o diez próximos años va a cambiar tanto o más que en los últimos cincuenta?
-Yo no estoy seguro de poder afirmarlo, pero que está cambiando y que va a continuar cambiando a un ritmo más rápido, casi seguro.
LOS CAMBIOS
-¿Todos los cambios han sido a mejor o hay algunas cosas que echa de menos?
-No quiero ser injusto, pero me da la impresión de que la calidad intrínseca de las personas no digo que ha empeorado, pero no ha mejorado demasiado. Entre los agricultores mayores que yo conocí, de los que afortunadamente viven muchos y trabajan bastantes y los agricultores modernos hay diferencia. Siento ser sincero, pero lo tengo que decir. El agricultor antiguo era más esforzado, lo tenía mucho más difícil, era más arrojado y se arriesgaba más. También es cierto que el rendimiento de la actividad ha mermado una barbaridad. Hoy en día no rinde la planta o el invernadero lo que rendía antes. Antes había menos miedo quizá porque había menos que perder y se venía de una situación de necesidad. No era difícil ver la necesidad y la precariedad.
-¿Ha sentido a veces que fuera han reconocido más nuestro modelo del invernadero que incluso en nuestra propia tierra?
-Yo creo que tanto dentro como fuera son muchos más los que reconocen, agradecen, disfrutan de nuestro trabajo que los que no. Sin embargo, los que llaman la atención y suelen tener trascendencia en los medios son los que critican el modelo. ¿Por qué?, porque siempre se ha dicho que lo cotidiano, lo bueno, lo normal, no es noticia.
-En su relación con el resto de la provincia, el resto de los sectores económicos aprovechan la potencialidad que tiene. Cree que se pueden crear sinergias que todavía no se han establecido en torno a la agricultura y la automoción, el comercio, el turismo, la hostelería…
-Por supuesto que sí, qué duda cabe. Hace falta imaginación y la imaginación lleva a lo concreto que es la innovación. Hay sinergias clarísimas entre el turismo y la horticultura que es un fenómeno espectacular o entre el turismo y la automoción, entre la automoción y el campo, o el mundo de la energía y el campo.
-Quizá estamos en un buen momento para replantearnos cosas y para buscar ideas, nuevas formas de hacer negocio, de construir la sociedad. Esta pandemia nos ha metido mucho tiempo en casa y a lo mejor eso nos ha llevado a pensar, a tener más tiempo para plantearnos las cosas de otra forma.
-Aprovechando esto me gustaría llamar la atención sobre que no nos hemos metido tanto tiempo en casa porque los trabajadores del sector, desde las aportaciones más masivas a los líderes, han tenido que ir a trabajar a sus puestos de trabajo porque, como intentamos explicarles a nuestros dirigentes en Sevilla y Madrid, cuando empezó el confinamiento, los pimientos no se producen con una impresora láser ni con una aplicación o programa de ordenador. Tienes que irte al invernadero, al almacén o a la oficina… Respecto a que quizás haya llegado el momento de plantearse innovaciones en el sector, innovaciones irruptivas, como les gusta decir a la gente de los másteres, yo creo que sí, que empieza a aparecer como posible lo que antes se vislumbraba como algo lejano y es posible que la pandemia y el estado de ánimo al que nos ha conducido nos permita acceder a nuevos niveles, a nuevos estadios de desarrollo.
–¿Los protagonistas son las 14.000 familias que están en los invernaderos?
-Hay que tener en cuenta a esas familias que son las propietarias de los invernaderos que necesitan para sacarlos adelante de otras 30.000 familias que los trabajan y a otras 15.000 que están en los almacenes de manipulado. También hay que sumar a las necesarias para llevar los camiones a su destino más las de la industria auxiliar. Somos, afortunadamente, muchas más de 14… las familias que trabajamos en esto. Las familias propietarias son la base, los protagonistas de la aventura más exitosa de la agricultura familiar en el mundo porque sí, en todo el mundo, el modelo de mayor éxito de esa agricultura es el invernadero de Almería, sin duda alguna.